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MINDFULNESS Y ESTRÉS

  • mindfulnesmadrid
  • 16 dic 2015
  • 3 Min. de lectura

El estrés es uno de los males que afecta a gran parte de la sociedad hoy en día. Todos hablamos u oímos a la gente que nos rodea hablar del estrés que reina en sus vidas. Si eres estudiante, por la cantidad de exámenes y trabajos que se acumulan; si tienes trabajo, porque tienes que cumplir los objetivos o incluso excederlos para que te valoren; y por último, si estás en paro por el mero hecho de estarlo. Y esto son solo algunos ejemplos.

Pero, ¿qué es realmente el estrés? El estado de estrés está mediatizado por nuestra forma de interpretar las situaciones en las que nos encontramos. No me lo causan los exámenes o el trabajo de forma directa, sino que, si yo considero que no poseo los recursos necesarios para abordar una situación, la veré como una amenaza, y el estrés aparecerá como consecuencia. Por esta razón hay personas que se ahogan en un vaso de agua y otras que no se ahogan ni encontrándose en un océano. Nos mandamos continuamente mensajes a nosotros mismos inconscientemente, y de repente, no entendemos por qué nos sentimos de una manera u otra. Por poner un ejemplo; una persona tiene una presentación en el trabajo de un nuevo proyecto, desayunando está pensando en cómo le saldrá y se manda mensajes tipo: "¿y si me equivoco?", "¿y si no les gusta?", sin darse cuenta siquiera de que su hijo le está contando que el miércoles tiene reunión con su tutora. Más tarde, conduciendo, sigue mandándose mensajes "seguro que no me sale bien", "me quitarán el proyecto", lo que le hace sentir ansiedad, y eso que todavía no ha pisado la oficina. Todo para que casualmente, ese día no se presente el proyecto, ya que el director ha decidido realizar un cambio de prioridades...

Situaciones como estas hemos vivido todos. Leyendo un libro, viendo la tele o en la ducha, entre otras, estamos pensando en preocupaciones del pasado o del futuro, en las que en realidad, no sirve de nada perder el tiempo y darle más vueltas a la cabeza; y lo que hacen finalmente es agotarnos, o que nos sintamos ansiosos o tristes. Sin darnos cuenta, llega un momento en el que dejamos de disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas que nos ofrece la vida día a día: del agua rozando tu piel al ducharte, de tus seres queridos contándote algo importante para ellos, de la música mientras conduces, del sabor de la comida, del sonido de los pájaros al cantar, del sol que roza tu cara, de una sonrisa que te ofrecen, de sentirte libre. Cosas reales del aquí y ahora.

El mindfulness no hará que las demandas de tu vida desaparezcan, pero sí te ayudará a que puedas dedicar a cada asunto de tu vida el tiempo que merece. El mindfulness se encuentra entre el estímulo y la respuesta. Nos ayuda a percibir cómo estamos interpretando una situación, y a advertir las señales que nos manda nuestro cuerpo cuando está empezando a entrar en un ciclo de estrés. Este espacio de libertad te sirve primero para observar qué hay en tu cabeza en ese momento y poder conseguir así un espacio de claridad, dándote cuenta de que los pensamientos son solo eso, pensamientos, y aceptándolos sin juzgarte por sentir lo que sientes, y así poder tomar una decisión sobre cómo quieres actuar.


 
 
 

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