¿POR QUÉ NOS DA TANTO MIEDO LA SOLEDAD?
- mindfulnesmadrid
- 8 mar 2016
- 3 Min. de lectura

Estar o quedarse sol@, es uno de los miedos más comunes en la sociedad actual. Incluso estando rodeados de gente nos sentimos solos. Y ya no hablo de quedarnos sin amigos, familia, pareja...
Un fin de semana sin plan y sin nadie con el que estar puede convertirse en la mayor tortura para el ser humano. Nos desesperamos por buscar algo que hacer y tiramos de agenda como posesos.
Y es que pasar un día solos puede llegar a ser insufrible ¿Por qué?
La primera explicación es que somos seres sociables por naturaleza. Durante toda la evolución nos hemos juntado en grupos para sobrevivir. Desde que nacemos nos han enseñado que estar solos no es bueno. La publicidad nos enseña como con un coche podemos conseguir la aprobación de los demás o a la pareja perfecta, con unos zapatos tener unas amigas maravillosas y así continuamente, nos bombardean con mensajes de que no estar solo da la felicidad y en ocasiones preferimos estar mal acompañados a la soledad.
Por otro lado, estar acompañado nos da seguridad, básicamente por una razón de supervivencia, ya que nuestro cerebro (aunque el entorno exterior sea seguro) está preparado para protegernos ante cualquier peligro desde hace millones de años (esos años en los que podíamos ser devorados por un depredador).
Además, al estar solos nos exponemos a la actividad de la mente. La mente en ocasiones puede llegar a ser nuestro peor enemigo. Si nos encontramos aburridos lo más probable es que la mente comience a rumiar, a enganchar cadenas de pensamientos y si estos son de carácter negativo nos autocastigaremos “estoy solo porque nadie me quiere” “no le importo a nadie” “no encontraré el amor” “moriré sin nadie que me cuide”, de modo que acabaremos sintiéndonos miserables y despreciables, lo que afectará a nuestra percepción de nosotros mismos y nuestro estado de ánimo.
Y lo peor de todo es que no queremos estar así, nadie quiere autocastigarse y provocarse conscientemente sufrimiento. Sin embargo la mente no nos lo permite porque siempre quiere buscar respuestas y tratar de encontrar la verdad.
Nos desviamos de la realidad y nos hacemos películas acerca del futuro o de lo que otros piensan o pensarán de nosotros, y acabamos agotados, buscando una salida a todo este autocastigo inconsciente mediante cualquier cosa que pueda aliviarme de forma momentánea quizás alcohol, tabaco, glucosa... Es curioso cómo podemos acabar amargándonos solos, sin ayuda de nadie ni de nada.
La buena noticia es que no tiene porqué ser así. Podemos comenzar a cambiar la perspectiva de la soledad. Lo primero que necesitamos para ser felices es a nosotros mismos. Cuando dejas de buscar la felicidad en la aprobación de los demás, la compañía o detalles deseados en los otros, es cuando la probabilidad de lograr el bienestar se incrementa. El primer paso es estar bien contigo mismo.
El segundo paso tiene que ver con la toma de conciencia. Desde una filosofía mindfulness lo primero que debemos hacer es tomar conciencia de nuestros miedos. Siendo conscientes veremos que nosotros somos más que nuestros miedos y podremos dejar de sentirnos arrastrados por los mismos. Vemos que los pensamientos que podemos tener acerca de esto de la soledad son solo eso, pensamientos, y que no tienen porqué coincidir con la realidad.
Una vez soy consciente, o bien de mi miedo a la soledad o bien de la cadena de pensamientos negativos que se desencadena en mí al estar solo, puedo aceptarlo sin juzgarme por ello. La aceptación abre las puertas de la transformación y puedo tomar la decisión de seguir autocastigándome, para lo cual el cuerpo me pedirá una solución la cual antes hemos mencionado (drogas o azúcar por ejemplo) o realizar una elección consciente acerca de qué hacer en este momento, en el momento presente que es el único existe. Puedes aprovechar para realizar aquellas cosas que siempre has querido hacer y para las que nunca has tenido tiempo, bailar, escribir, redecorar tu casa, leer, o meditar. Conecta contigo mismo, de esta manera surgirá la empatía, primero hacia tí mismo (lo cual es incompatible con la baja autoestima) y posteriormente estarás preparado para ofrecer empatía a los demás y desarrollar relaciones más sanas y fortalecidas, en las cuales no tengas la sensación de estar “acompañado pero solo”.
¿Y qué mejor manera que practicando esto de la soledad para cambiar nuestra percepción acerca de la misma?
Proponte de manera consciente realizar actividades en solitario, pasear, ir al cine, pintar... con atención plena, es decir, centrándote en el momento presente. Cultivar nuestra parte personal es tan importante como cultivar nuestra parte relacional. Tener momentos para tí como es la meditación te ayudará a conectar contigo mismo y en consecuencia con los demás.
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